UNA NUEVA REALIDAD CLIMÁTICA EN LATINOAMÉRICA: EL CAMBIO YA NO ESPERA

Latinoamérica enfrenta un momento decisivo: los eventos climáticos extremos ya no son episodios aislados; son parte de una realidad que golpea con intensidad creciente. Desde huracanes que escalan en horas hasta sequías, incendios y crecidas que arrasan territorios enteros. Las pérdidas económicas, humanas y sociales se multiplican en la región. Es urgente dar un golpe de timón. 

Corría el mes de abril de 2024, cuando el estado de Río Grande do Sul, en el sur de Brasil, sufrió una de las peores inundaciones en su historia reciente. Lluvias torrenciales, ríos desbordados y quebradas que colapsaron dejaron más de 2 millones de personas afectadas, con decenas de muertos y miles de desplazados. 

El desastre provocó una cicatriz física, pero también mostró una herida social. Y puso de manifiesto que eventos como este no serán excepcionales; forman parte de lo que 2024 vino mostrando en toda Latinoamérica.

El Informe de Riesgos Globales 2025, desarrollado por el Foro Económico Mundial (FEM), lo confirma: los fenómenos meteorológicos extremos se han consolidado como el principal riesgo de la próxima década, superando incluso a los conflictos geopolíticos y las crisis económicas. El dato refleja no solo una preocupación ambiental, sino también un riesgo económico y social que afecta de forma particular a América Latina, una de las regiones más expuestas y vulnerables del planeta.

La preocupación es fundamentada. El Informe del Estado del Clima en América Latina y el Caribe 2024, de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), señala que en 2024 se batieron récords en huracanes, crecidas, sequías e incendios forestales. Lo mismo sucedió con persistentes ondas cálidas, mientras que glaciares retrocedieron con rapidez, comprometiendo el acceso al agua de comunidades enteras. 

El impacto de esta nueva realidad climática lo mide el reporte sigma del Swiss Re Institute, revelando que, durante 2024, Latinoamérica registró 26 catástrofes naturales, que provocaron pérdidas económicas por 11,600 millones de dólares, de los cuales solo 1,500 millones estaban asegurados. Es decir, más del 80% de las pérdidas no estaban protegidas por seguros, lo que evidencia la magnitud de la brecha de protección en la región.

Fuente: Swiss Re Institute

¿CUÁL ES EL IMPACTO ECONÓMICO Y SOCIAL DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN AMÉRICA LATINA?

Considerada por el Informe de Evaluación Regional sobre el Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe (RAR24), elaborado por la Oficina de las Naciones para la Reducción de Riesgos de Desastres (UNDRR), como la “segunda región más propensa a desastres a nivel mundial”, los impactos de esta nueva realidad climática se reflejan en ejemplos concretos:

  • Inundaciones en Rio Grande do Sul, Brasil: Las intensas lluvias dejaron más de 180 muertes y pérdidas agrícolas por 8,500 millones de reales, afectando la producción de soya y arroz.
  • Huracán Beryl en el Caribe: Se convirtió en el primer huracán categoría 5 de la temporada atlántica 2024, impactando severamente a Granada y San Vicente, y las Granadinas.
  • Sequía en el Corredor Seco en Centroamérica: Millones de pequeños agricultores en Guatemala, Honduras y El Salvador sufrieron pérdidas devastadoras en cultivos de maíz y frijol, incrementando la inseguridad alimentaria.
  • Incendios forestales en Chile: Más de 400,000 mil hectáreas resultaron afectadas, representando pérdidas económicas que superaron los 1,500 millones de dólares.

Estos desastres tienen un impacto sobre sectores clave:

  • Agricultura: La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que sequías prolongadas en México, Centroamérica y Brasil podrían reducir en más de 30% la producción de granos básicos hacia 2050, si no se aplican medidas de adaptación.
  • Energía: La dependencia de hidroelectricidad en países como Brasil y Colombia hace que las sequías comprometan el suministro eléctrico. En 2024, el nivel de embalses en Colombia cayó al 28%, generando racionamientos.
  • Transporte y logística: La sequía en la cuenca del Panamá redujo el calado de embarcaciones, incrementando los costos logísticos hasta en un 30% e impactando las exportaciones de soya y maíz.
  • Salud pública: El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que las olas de calor podrían causar un aumento de hasta un 20% en la mortalidad en ciudades latinoamericanas para 2050, de no adaptarse infraestructuras urbanas.

Fuente: RAR 2024, UNDRR

ENCRUCIJADA DEL SECTOR ASEGURADOR LATINOAMERICANO FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático ha puesto al sector asegurador que opera en Latinoamérica en una encrucijada: ¿cómo garantizar la protección financiera en una región cada vez más expuesta y, a la vez, mantener la sostenibilidad de sus modelos de negocio?

Una gran verdad de este dilema es que los modelos actuales ya no son suficientes. Históricamente, los seguros se basaban en modelos actuariales sustentados en registros históricos de pérdidas. Empero, la reaseguradora Munich Re hace ver que la intensificación y la frecuencia de los fenómenos superan las proyecciones estadísticas, con eventos híbridos que no son bien capturados por los modelos tradicionales.

A su vez, la UNDRR advierte que, si no se invierte en reducción de riesgos y adaptación, ciertas zonas altamente expuestas de América Latina podrían volverse inasegurables. Esto significa que los costos de cobertura serían tan altos que ni aseguradoras ni clientes estarían dispuestos a asumirlos.

Para enfrentar este, el sector asegurador está explorando soluciones innovadoras:

  • Seguros paramétricos: No indemnizan pérdidas, sino que pagan automáticamente cuando un parámetro medible supera un umbral.
  • Bonos catastróficos: Permiten transferir riesgos a los mercados financieros globales.
  • Microseguros: Ofrecen protección accesible a comunidades rurales y pequeños productores agrícolas, que suelen ser los más vulnerables y menos asegurados.
  • Sistemas tecnológicos de alerta temprana: Proyectos como el de Google Public Alerts, en India, que combina inteligencia artificial con modelos hidrológicos para predecir inundaciones, podrían replicarse en la región.